Nacimiento de Isadora Duncan

Nacimiento de Isadora Duncan

Dora Ángela Duncan nace el 27 de mayo de 1878 en San Francisco, California, en el seno de una familia de buena posición económica, aunque desunida. Desde su infancia la niña quiso ser llamada Isadora, nombre que finalmente adoptó.

Se cuenta de ella que a los cinco años anunció a su familia que quería ser bailarina y revolucionaria. Las dos cosas las consiguió, y sentó las bases de un movimiento muy particular alejado de todo clasicismo. Encontró en la Grecia clásica una fuente inagotable de inspiración.

En su biografía escribió “Nací a la orilla del mar. Mi primera idea del movimiento y de la danza me ha venido seguramente del ritmo de las olas…”

A los diez años abandonó los estudios para dedicarse por completo a la danza, y a los 19, en Nueva York, conoció al dramaturgo Augustin Daly, quien le abrió las puertas para presentarse en varios escenarios. El resto fue una sucesión de asombros, incertidumbres y éxitos. Los críticos no soportaban ver a una mujer irreverente que bailaba descalza, con una túnica transparente y sin maquillaje, pero admitían que en su danza había un arte original y apasionado.

Su debut profesional fue en 1899 en Chicago, al que le siguieron giras por Europa y Estados Unidos. Daba recitales de danza y estableció escuelas cerca de Berlín (1904), París (1914) y Moscú (1921). El baile de Duncan se caracterizaba por movimientos libres y fluidos enmarcados en la máxima expresión emocional interna. Isadora estaba convencida de que no era su cuerpo el que bailaba, sino su esencia, su alma, su interior.

Su capacidad de innovación artística fue extraordinaria, así como dolorosa fue su vida. “La ninfa”, tal como fue apodada, además de su belleza, poseía un poder de seducción que la mantenía rodeada de amigos, entre los que se contaban intelectuales, pintores y poetas, así como de numerosos admiradores que deseaban conocerla. La cautivación que ejercía entre los que le rodeaban, determinó que empezaran a ligarla amorosamente con múltiples pretendientes y pronto surgió el mito de que Isadora acarreaba la desgracia a las personas a quienes amaba.

El 12 de julio de 1916 se presentó en el Teatro Coliseo de Buenos Aires, pero sus danzas fueron recibidas fríamente. El público porteño estaba acostumbrado al lenguaje del ballet, aun en sus formas renovadoras. Unos días después, antes de su segunda presentación, en un café de estudiantes bailó el Himno Nacional desnuda, envuelta solamente en una bandera Argentina, lo cual le valió el repudio de toda la sociedad.

Con una vida dedicada casi exclusivamente a la investigación del movimiento, Isadora Duncan se presenta como una pionera en la danza moderna. Su deceso, acaecido en 1927, puede ser catalogado dentro de las muertes absurdas, de la que nos ocuparemos oportunamente.


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